CONDICIONANTES Y BARRERAS EN EL TRABAJO POR COMPETENCIAS
Si
hablamos de empleabilidad,
inexorablemente adjuntamos el término "competencias
profesionales", "competencias personales", "soft
skills", etc.; y si buscamos la definición de competencia,
nos aparecen muy variadas explicaciones, aunque podemos destacar una
serie de aspectos que tienen en común:
-
Hacen referencia a una capacidad o habilidad.
-
Se centran en efectuar tareas o hacer frente a diversas situaciones
de una manera eficaz.
-
Estas situaciones se dan en una serie de contextos determinados.
-
Para llevar a cabo estas tareas es necesario poner en jaque de
manera interdependiente y al mismo tiempo habilidades, conocimientos
y actitudes.
Cuando
iniciamos el trabajo por competencias, ya sea de manera individual o
grupal, analizamos - a través de diversos métodos: plataformas de
medición de competencias, entrevistas de incidentes críticos,
utilización del método STAR, etc. - los rasgos y el nivel
competencial de cada individuo, para desarrollar o ejecutar una serie
de acciones que permitan a la persona usuaria adquirir o mejorar el
nivel inicial.
Dicho esto, en función al colectivo al que nos dirijamos, deberemos tener en cuenta una serie de factores con los que no siempre contamos, y que nos ayudarían a entender mejor la propia situación de la persona, así como una serie de elementos que dificultan o condicionan la adquisición de esas competencias para la persona usuaria. En mi caso, que trabajo con colectivos en riesgo de exclusión social y con colectivos excluidos socialmente, antes de iniciar un itinerario, tengo en cuenta una serie de barreras y condicionantes.
Las barreras son todas aquellas circunstancias que pueden suponer un freno para la mejora competencial y de empleabilidad de las personas. Consideramos barreras:
-
La cobertura de necesidades básicas (tanto de la persona como de su
unidad familiar).
-
Condiciones de alojamiento (las condiciones en que se encuentra el
lugar en que vive la persona).
-
Bienestar físico y psicológico (posibles limitaciones físicas o
psicológicas de la persona).
-
Adicciones / Dependencias (si tiene algún tipo de dependencia, si
está en tratamiento, o si ya lo ha superado).
En
cuanto a lo que se refiere a los condicionantes,
si bien no suponen un freno a la empleabilidad, si pueden desviar la
ruta de acción en función a la circunstancia concreta. Destacamos:
-
Condicionantes de salud (cualquier tipo de discapacidad que impida
la realización de una actividad profesional concreta).
-
Condicionantes socio-familiares (ya sea por tener personas bajo su
responsabilidad, así como por el nivel de apoyo que tenga por parte
de su entorno más cercano).
-
Condicionantes ambientales (la facilidad, o no, de acceso a los
recursos locales de su entorno).
-
Condicionantes profesionales (la trayectoria laboral de la persona
usuaria, el tiempo de la trayectoria laboral y su adecuación al
empleo objetivo, o una titulación educativa acorde al puesto al que
opta).
-
Condicionantes personales (la disponibilidad de la propia persona,
su edad, su sexo - en determinados entornos sociales y culturales -,
y las propias prácticas culturales y religiosas).
-
Otros condicionantes (pertenencia a un grupo étnico o racial objeto
de discriminación, o el hecho de tener antecedentes penales o
procesos pendientes).
Además
de estas barreras y condicionantes, hay que tener en cuanta también
factores tales como la motivación o el locus de control de la
persona usuaria, así como la higiene y la imagen personal.
Todos estos factores son importantes a la hora de medir la empleabilidad de cualquier persona usuaria, pues nos va a permitir desechar opciones, así como prever con antelación cualquier disfunción o callejón sin salida en la búsqueda de empleo y la mejora competencial y profesional de las personas que se acercan a nuestros servicios.
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